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Por Ana Gutiérrez

Desde que nacemos, la música está presente en nuestras vidas. Piensa en el bebé, que tiene en su cunita un carrusel que emite una melodía que le hipnotiza hasta quedarse dormido; que manipula todo tipo de objetos porque le estimula los distintos sonidos que se producen; que crece escuchando canciones con las que aprende muchísimas cosas…

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Fuente: www.etapainfantil.com

Y así, durante toda nuestra vida: las canciones que marcan nuestra adolescencia, y que nos ayuda a identificarnos con nuestros iguales; aquella canción que solemos poner en esos momentos en los que no tenemos el mejor estado de ánimo, y que siempre nos reconforta, las melodías que cuando somos adultos nos transporta a algún momento especial de nuestra vida; e incluso la música que, a pesar de padecer un gran Alzheimer en la vejez, no se marchan de nuestra memoria.

Podemos considerar que el ser humano es un ser musical por naturaleza. Pero, si consideramos que somos seres musicales de manera innata, ¿es cierto que existen una serie de beneficios si se recibe educación musical desde pequeño? Sí, veamos por qué.

Howard Gardner en 1983 desarrolló la conocida Teoría de las Inteligencias Múltiples.

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Fuente: www.psicologiaymente.net

 

 

Según el autor, la inteligencia musical está presente en la mayoría de los niños desde su más temprana infancia, y a todos de pequeño de una forma u otra siempre nos llama la atención. Como hemos mencionado, somos seres musicales por naturaleza, y hasta la manera de interaccionar de las madres con sus bebés está muy marcada por la musicalidad de esos diálogos. No obstante, para poder aprovechar todos los beneficios de la inteligencia musical, ésta debe ser estimulada y trabajada desde pequeños.

Considero que Gardner pone la primera piedra en el camino hacia la importancia de mantener la música presente de manera consciente en la vida de los niños, y que sea parte de su bagaje educativo.

Una vez hemos comprobado que realmente la música debe estar ligada a la educación de nuestros hijos, nos debemos parar a pensar, ¿con qué edad?

Para mí, la respuesta es clara: cuanto antes, mejor. Esto se debe a que empezar lo antes posible la enseñanza musical mejora la predisposición del niño a poder tocar un instrumento y fomenta la conexión y admiración por la música de manera más consciente.

Además, el cerebro es un músculo, y hay que trabajarlo. Se ha demostrado que las personas que estudian música tienen unas conexiones neuronales mucho más ricas y el cerebro más desarrollado que aquellas que nunca tuvieron ningún tipo de formación musical. Por lo tanto, este enriquecimiento cerebral será mucho mayor cuanto más pequeños empiecen con la música, ya que en esos momentos su cerebro está en plena formación.

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Fuente: www.revista.consumer.es

Por último, un breve resumen de los beneficios principales que tiene en los niños el estudiar música:

  • Ayuda a mejorar el sistema auditivo. En su día a día, probablemente no se dan cuenta de que la música está sonando. Sin embargo, en la educación musical la escucha se vuelve activa, son capaces de aprender numerosas melodías nuevas, obras musicales más complejas, y necesitan de una gran atención para memorizar los diferentes timbres de los instrumentos, etc. Lo cual también beneficia al desarrollo de la memoria y la atención.
  • En cuanto a habilidades motrices, el simple hecho de tener que coordinar las manos para tocar un instrumento con el resto de su cuerpo ya sería argumento más que suficiente. A eso, le sumamos el hecho de leer una partitura, y tocarla en el instrumento. Todo ello implica que el cerebro se reestructure para que la coordinación de todos los elementos citados sea perfecta.
  • Además, la interpretación y expresión a través de una obra, está fomentando en ellos la expresión de sentimientos e ideas, y se potencian sus capacidades artístico-creativas.
  • Tal como hemos mencionado, el estudio musical favorece la escucha activa tanto de lo que tocan otros como de las obras que uno mismo está interpretando. Eso implica que el niño desarrolle una gran capacidad de juicio crítico con el cual poder valorar lo que escucha, y expresar una opinión al respecto.
  • Por último, favorece a la integración socio-cultural. La música es un medio de integración, y tiene un lenguaje universal que ayuda a la comunicación con otros. El poder compartirla con los iguales desde pequeños, y después poder interpretarla juntos ayuda a fortalecer lazos de amistad, y sentimiento de pertenencia al grupo.

En definitiva, serán niños con más autoestima y seguridad en sí mismos. Sabrán comunicarse y elaborar mejor un juicio de valor que evitará problemas para expresar sus sentimientos y sus ideas con asertividad.

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